Recomendaciones para prevenir las enfermedades cardiovasculares (más necesarias todavía en tiempos del Covid 19)

Publicado en Autónomos, Pymes, Trabajadores por el 29 septiembre, 2020 0 Comentarios

En el marco de la celebración del Día Mundial del Corazón, recordamos que el 80% de las muertes por enfermedades cardiovasculares puede prevenirse adoptando hábitos de vida saludables. Durante la pandemia de la COVID-19, las personas con enfermedad cardiovascular (ECV), además de tener un riesgo más elevado de desarrollar formas más graves del coronavirus, pueden llegar a descuidar la atención médica que requieren por miedo a ser contagiado en un centro sanitario. En este post, explicamos los factores de riesgo que están detrás de las ECV y ofrecemos una serie de recomendaciones para prevenirlas.

La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte en todo el mundo. Y en España, los infartos y derrames cerebrales son la primera causa de muerte en accidente laboral en España. Según la última Estadística de Accidentes de Trabajo, del Ministerio de Trabajo y Economía Social, de enero a julio de 2020, se han producido 126 accidentes laborales mortales en España (en jornada de trabajo) por infartos o derrames cerebrales, lo que supone el 36,4% del total de los accidentes mortales ocurridos en jornada de trabajo.

Asimismo, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las causas de mortalidad en España, de los últimos años, reflejan que las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho…) y las cerebrovasculares ocupan el primer y segundo lugar en número de defunciones. Además, según un reciente estudio de la Sociedad Española de Cardiología, en España los fallecimientos por infarto se han duplicado durante la pandemia de la Covid-19, y es que no solo están expuestos a un mayor riesgo de desarrollar formas más graves de la COVID-19 (asociadas a complicaciones cardiovascualres), sino que el miedo al contagio es una de las principales razones que han llevado a muchos enfermos a no acudir al hospital, agravando su situación.

Controlar los factores de riesgo, clave en la prevención de estas enfermedades

Los principales factores que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardiovascular son la hipertensión arterial, la tasa de colesterol LDL elevada, el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, el sedentarismo, la diabetes tipo II y el consumo habitual de alcohol.
Según indican los expertos, la clave para prevenir las enfermedades cardiovasculares está en controlar estos factores de riesgo, ya que tener un factor de riesgo aumenta las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular, pero tener más de un factor de riesgo multiplica exponencialmente estas probabilidades.

Recomendaciones para prevenir las enfermedades cardiovasculares

Para controlar estos factores de riesgo, es necesario llevar unos hábitos de vida saludables, mediante una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio moderado de manera regular y el abandono del hábito de tabaco.
En general, si se siguen las siguientes recomendaciones, se evitarán o retrasarán la mayoría de infartos de miocardio, trombosis cerebrales y otras enfermedades cardiovasculares:

  • Evita hábitos como fumar y reduce al mínimo el consumo de alcohol. Si va a tomar alguna bebida alcohólica, hágalo con moderación. No más de 2 copas de vino al día.
  • Practica ejercicio moderado de manera regular, como andar, nadar, montar en bicicleta 30 minutos cinco días a la semana, o incluso subir o bajar escaleras en lugar de usar el ascensor, dejar el coche más lejos del trabajo e ir andando o realizar tareas del hogar intensas. Si estás confinado en casa, también puedes realizar ejercicio físico en tu domicilio.
  • Mantén el peso corporal adecuado. Sigue una dieta que evite el sobrepeso (perímetro de cintura menor de 94 cm en hombres y menor de 80 cm en mujeres).Si tienes sobrepeso u obesidad, establece un plan, de acuerdo con tu médico, para lograr el peso ideal de la manera adecuada.
  • Sigue una dieta sana y equilibrada:  
    • Utiliza aceite de oliva para cocinar y aliñar los alimentos, en caso de sobrepeso, con moderación.
    • Consume 2 ó más raciones al día de verduras y hortalizas y 2-3 piezas de fruta al día.
    • Consume legumbres al menos 3 veces por semana.
    • Consume pescado al menos 3 veces por semana. Una vez como mínimo, pescado azul.
    • Toma frutos secos al menos una vez por semana, en caso de sobrepeso, con moderación.
    • Consume con mayor frecuencia carnes blancas (ave sin piel y/o conejo), en lugar de carnes rojas, embutidos u otra carne procesada (hamburguesas, salchichas, albóndigas).
    • Limita, a una vez por semana, el consumo de los siguientes alimentos o bebidas: Nata, mantequilla o margarina, bebidas azucaradas (refrescos), repostería, bollería industrial, patatas de bolsa (chips) o similares y alimentos o platos precocinados.
    • No use el salero en la mesa y utilice el mínimo de sal en la preparación.

Junto a las recomendaciones generales previas, en aquellos casos en los que se han detectado varios factores de riesgo cardiovascular asociados, o bien niveles muy elevados de alguno de ellos, se han de extremar las medidas preventivas para evitar episodios cardiovasculares. En este caso, es necesario que:

  • Acudas a tu médico de atención primaria para que supervise el control de tus factores de riesgo.
  • Cesa por completo el hábito de fumar, si eres fumador.
  • Mantén unos niveles de colesterol “malo” (LDL) adecuados.
  • Mantén los niveles de presión arterial que te indique su médico.
  • Si presentas sobrepeso u obesidad, establece un plan, de acuerdo con tu médico, para reducir el peso.
  • Si tienes menos de 40 años, tu riesgo es al menos 4 veces superior al de las personas de tu edad y sexo sin factores de riesgo, por lo que es vital que cumplas con los consejos y tratamientos establecidos por tu médico.

¿Qué hay que hacer tras un infarto?: Rehabilitación cardiaca

Las personas que han sufrido un infarto tienen muchas posibilidades de que les vuelva a repetir, por ello, además de llevar una dieta sana y un estilo de vida saludable, han de tener un proceso de rehabilitación cardiaca.

¿En qué consiste la rehabilitación cardiaca?

La rehabilitación cardiaca es un programa terapéutico global para la recuperación, en el menor tiempo posible, del estado físico, psicológico y sociolaboral de la persona que ha sufrido un infarto o una angina de pecho, mediante:

  • Valoración de los factores de riesgo: se identifican las causas que han conducido al infarto y se realiza un plan integral de tratamiento.
  • Programas específicos de ayuda: se hacen a la medida de las necesidades de cada uno de los pacientes, bajo la dirección de médicos cardiólogos y coordinadamente con otras especialidades.
  • Entrenamiento físico: los pacientes coronarios necesitan recuperar de nuevo su capacidad funcional. Sin embargo, al principio, hace falta una supervisión muy especial bajo la dirección de un cardiólogo y con los medios técnicos necesarios.
  • Controles periódicos y estrechos: realizamos una monitorización exhaustiva de todas las constantes de los pacientes, para ajustar exactamente los tratamientos y conseguir un control idóneo.
  • Educación sanitaria: mediante charlas informativas se traslada información a los pacientes para que conozcan perfectamente las causas de su enfermedad, sepan identificar sus síntomas y obtengan el mejor resultado de los tratamientos.
  • Apoyo psicológico: los psicólogos son parte clave del equipo de rehabilitación cardiaca y apoyan a las personas tras el infarto en su proceso de readaptación personal, social y laboral.

En Ibermutua disponemos de distintas Unidades de Rehabilitación Cardiaca distribuidas por el país. Nuestras unidades están compuestas por un equipo multidisciplinar de especialistas en cardiología, psiquiatría, psicología clínica, rehabilitación y medicina de familia.

Beneficios de la rehabilitación cardiaca

Con las Unidades de Rehabilitación Cardiaca de Ibermutua, los pacientes consiguen:

  • Mejorar, de forma significativa, su capacidad funcional que se vio reducida tras el episodio cardiaco, mediante un programa de entrenamiento físico controlado.
  • Recuperar la máxima capacidad funcional, mediante un programa de entrenamiento físico controlado.
  • Controlar los factores de riesgo cardiovascular, a través de un seguimiento clínico de los mismos.
  • Disminuir el periodo de convalecencia.
  • La readaptación personal, social y laboral del paciente, mediante técnicas psicológicas para ayudar a superar a la enfermedad y sus complicaciones asociadas, como la depresión.
  • Disminuir la mortalidad asociada a nuevos eventos cardiacos.

Puedes consultar más información sobre nuestras Unidades de Rehabilitación Cardiaca en este enlace.

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