Una cuestión de cambio de dominancia: de diestro a zurdo

Publicado en Relatos, Trabajadores por el 28 noviembre, 2019 0 Comentarios

Tiene 41 años y desde hace seis meses trabaja como operario en una empresa de cueros y pieles de Talavera. Ahora cuenta con un contrato indefinido y está contento con el ambiente de trabajo, sobre todo si echa por un momento la vista atrás.

Se llama David Molina y sólo hace tres años encontraba un trabajo de peón en una serrería situada en un polígono de la misma localidad de Toledo. “Comencé a trabajar operando con una antigua máquina de cortar madera que, cada poco tiempo había que pararla para limpiar el serrín que se acumulaba. Al hacerlo en una de las ocasiones, la cuchilla me cortó la mano derecha, que se quedó colgando”, recuerda David.

Sin saber inicialmente cómo reaccionar, sus compañeros le llevaron al centro de salud de la cercana población de Velada, donde no contaban con los medios para atenderle de forma adecuada. Posteriormente se le trasladó al Hospital de Talavera de la Reina y, finalmente, fue evacuado en ambulancia hasta el Hospital de La Paz, en Madrid. El estrés del momento le hacía subir la adrenalina. ”Ni siquiera sentía dolor a pesar de la gravedad de la herida”, explica la víctima del accidente laboral.

En La Paz se le reimplantó con éxito la mano, pero ésta fue sólo la primera de cinco delicadas operaciones para recuperar el miembro seccionado mediante injertos o unión de huesos.

“Al principio –rememora David– ni siquiera podía mover los dedos. Además, como yo era totalmente diestro, no podía hacer cosas tan normales como vestirme, abrocharme los botones o ponerme lo zapatos. Al sentirme inútil se me fue agriando el carácter y entré en una gran depresión y ansiedad, por lo que tuve que recibir asistencia psiquiátrica, que me facilitó Ibermutua”. Aunque entonces tuvo que tomar medicación, ahora ya ha logrado superar esta fase problemática de su tratamiento médico y de recuperación con nuestra Mutua.

Poco a poco, la luz fue apareciendo al final del túnel. “Sabía que si me hundía no iba a conseguir nada. Menos mal que todas las operaciones que me hicieron, la última de ellas el pasado mes de marzo, tuvieron el éxito esperado”, remarca David.

Durante el proceso de recuperación, en el año 2017 se casaba con Nuria y ambos ya tienen a Paula, una pequeña de dos años y medio.

Y aunque hoy todavía siente la mano dormida, logrando hacer una leve pinza con el pulgar y el índice, lo más difícil para él fue cambiar de dominancia, pasar de diestro a zurdo mediante terapia ocupacional, de la que también se hizo cargo la Mutua. “Aún no lo he conseguido totalmente, pero ya me puedo desenvolver con mayor soltura”. Eso sí, por ahora ya no tiene más operaciones a la vista.

Ibermutua, a través de la Comisión de Prestaciones Especiales le proporcionó cursos de ofimática (básico y avanzado) para la readaptación profesional a una nueva vida. “Me vinieron bien –añade– ya que no sabía realmente nada de ordenadores y me permitió abrir nuevos horizontes”.

Gracias a un amigo supo que una empresa talaverana de cuero y pieles estaba buscando personal y no dudó en presentar su candidatura. Como había conseguido una discapacidad del 51%, fue contratado y comenzó a sentirse útil.

Hasta entonces contaba con una incapacidad permanente total, lo que le suponía ingresar el 55% de su anterior salario, una cantidad que no le permitía sufragar todos sus gastos personales y los de su familia.

“Creo que Ibermutua se ha portado muy bien conmigo y gracias a ella ahora me siento contento dentro de lo que cabe. Estoy ocupado y al menos tengo un sueldo decente que llevar a casa”, remacha. “Además, me han dicho que si vuelvo a necesitar asistencia en mi proceso médico, se lo haga saber para ayudarme en lo que necesite”.

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